Carriola.Redacción.05.11.21
Revolviendo en el cajón de antiguas imágenes de Marín me topo con estas cuatro que me hacen revivir el recuerdo de una de las mayores catástrofes que vivió la familia marinera de Marín. Era el año 1954 , concretamente el día cinco de abril, y desde por la mañana se presentó, dentro de la dársena misma, una marejada épica que si a sus comienzos ya preocupaba, a las pocas horas se convirtió en una verdadera galerna que azotó a los barcos de pesca acodados en el puerto que no pudieron resistir las embestidas de aquel huracanado viento que, acompañado por un fuerte mar de fondo, poco a poco fue desprendiendo las embarcaciones de sus ataduras para llevarlas contra el muelle amontonándolas en el punto aproximado en que ahora está la puerta de entrada frente a la alameda. Tan fuerte fue el ímpetu del viento que incluso llegó a poner los barcos sobre la base baja del muelle provocando la pérdida de varios de aquellos peculiares barcos de Marín que no tuvieron más destino que el desgüace.
Ni que decir tiene que el pueblo entero se pasó por el “muelle” para comprobar el triste espectáculo y durante muchos días no hubo otro comentario entre la vecindad. Y todavía hay quien, como yo, recuerda aquel aciago día que quedó grabado en la retina hasta de los más pequeños.
Por fortuna, a pesar de haberse registrado algún que otro temporal similar, nunca fue tan fuerte como aquel ni se provocaron tantas pérdidas aunque todas ellas materiales porque ningún tripulante ni guardián de los barcos resultó ni siquiera herido.