Carriola.Redacción.21.09.21
Ahora vemos muy urbano a nuestro Marín pero hace un par de siglos debía ser bastante más rural, como es lógico, ya que, como tenemos referido en estos pasajes históricos que recopilamos de la obra de nuesro siempre bien recordado Manuel Cendán Vilela, salvando la línea de casas entre El Reloj y La Mouta y, por otra parte, la zona de Cantodarea, fincas y terrenos debían ser gran parte de la realidad urbanística de la época.
Antes de estar estos edificios aquí era la feria de ganado de Marín
Y siendo así no nos puede extrañar que en Marín se celebrara una gran feria de ganado a la que concurrían muchas personas del entorno a practicar el arte del regateo para comprar cualquier cosa pero, en especial, animales de todo tipo sin que, seguramente, faltasen las pulpeiras que aún hoy se mantienen alì donde se hacen este tipo de transacciones. Pero fue una feria muy visitada en algunos momentos pero llena de dificultades que obligaron a suspenderla por largos paréntesis de tiempo.
Cendán sitúa en marzo de1844 la solicitud a la Reina para celebrar una feria mensual cosa que fue concedida en enero de 1851 y para ser celebrada los días 23 de cada mes, por lo que el ayuntamiento dispuso que, precisamente el día 23 de ese mismo año, se celebrara la primera feria de Marín.
Claro que aquel permiso chocó con la feria que ya tenía su tradición en Santa María del Campo donde se celebraba los días 17, y hubo movimientos de interesados para anular ésta y pasarla a Marín aludiendo a que eran muy próximas en fecha y, además la de Campo se hacía en un terreno bastante poco accesible. El resultado, en principio, fue que la feria de Campo cambiase la fecha para el día 8 de cada mes al objeto de distanciarla de la de Marín centro, pero el ayuntamiento acordó el 6 de octubre de 1853 suprimir la feria de Campo aludiendo a su mala situación. Como cabía esperar el vecindario de allí recurrió el acuerdo a Gobernador y el ayuntamiento tuvo que ceder en su pretensión estableciendo el día 17 de feria en Marín.
Y la feria de Marín alcanzó bastante importancia. Se celebraba en los terrenos donde está ubicado el Nuevo Templo y sus próximidades que, aún hoy, hay quien conoce como “Campo de la feria”. Claro que surgió un contratiempo porque, Ricardo Munáiz, manifestó ser dueño de aquellos terrenos con lo que interpuso denuncia ante el Juzgado lo que provocó la razón para él y la suspensión de la feria de Marín que no se restablecería hasta 1872 en que una comisión vecinal se puso al carro de la recuperación ofreciendo a los propietarios de los terrenos, que eran Ricardo Munáiz y García, el alquiler de los mismos por tres años por valor de 80 pesetas para García y 50 para Munáiz, acuerdo que empezó a valer dese el 1 de septiembre de 1872. Terminado el tiempo de contrato, Munáiz por medio de su apoderado, Julián Gnzález, pide la suspensión de la feria y procede al cierre de la finca. Mientras tanto, la de Campo se pasa del día 17 al 8 de cada mes y Marín se queda sin feria por espacio de casi 20 años.
Cendán Vilela recogió en su trabajo de investigación la solicitud de varios vecinos para volver a celebrar la feria de Marín los días 5 y 20 de cada mes y la conformidad municipal para que tal cosa se haga a partir de diciembre de 1896, agradeciendo además en el acuerdo tomado a Antonio Pazos Fontenla, las facilidades dadas para la utilización de su terreno “en favor de los intereses locales”
Y una nueva dificultad se cierne sobre le feria porque el propietario de los terrenos Antonio Pazos los vende ante notario a Narciso Nores Salgado por un precio de 25.000 pesetas al objeto de que se levante allí el nuevo templo y vuelve a interrumpirse la feria de Marín para la que hubo todavía un nuevo intento de una comisión de comerciantes para celebrarla en el Inferniño. Cerraron el terreno con alambrada y decidieron celebrar feria los días 5 y 20 de cada mes, concentraciones que tuvieron mucho éxito. Cendán pierde el rastro de esa feria pero cita la recuperación de la de Campo a partir de 1935 los días 7 y 22 a lo que incluso contribuyó el ayuntamiento.
Otro día seguiremos tratando la historia de nuestros mercados aprovechando la información de Cendán que nos ha dejado datos sobre la creación y proceso de la Plaza de Pescado, de los distintos mercados y, como no, de la Plaza de Abastos que aún hoy es un ejemplo de lo que debe ser un recinto de carácter público para venta de productos alimenticios de todo tipo. Pues seguiremos con el relato.