Carriola.J.S.P.01.11.21
El año 1890 fue verdaderamente histórico para Marín porque, tal como recogimos el otro día del libro “Marín en las Tarjetas Portales Antiguas” de Manuel Cendán, se puso en marcha la primera fuente pública de este municipio en la Rúa da Ponte, hasta hace poco Bastarreche. No fue fácil y se tardaron años en conducir el agua del manantial de A Costa hasta este lugar pero Cendán asegura que, al final, se solucionó un grave problemas de abastecimiento e agua potable a la población.
Otras zonas de Marín seguirían algunos años sirviéndose de manantiales repartidos por lo que hoy es casco de población o por el rural hasta que, en 1898 apareció un donante, Carlos Álvarez Valentín, quien adquirió un terreno de siete metros cuadrados en la confluencia de la carretera y el camino del Pitanxo para instalar una fuente que seria al final, la segunda de Marín. La Corporación en sesión del 7 de julio de ese año aceptó la donación y acordó construir la fuente y el lavadero que sustituiría al manantial de Tombo.
Fuente Zapal, tercera de Marín, colocada en 1934
La siguiente fue la de Puente Zapal en 1908 cuando, el alcalde de entonces, Juan Iglesias Puga, propuso su construcción y el concello encargó la misma al cantero Manuel Blanco. El agua provenía de La Granja, la misma zona de donde se extraía para la primera Fuente de la Villa.
Fuente do Regueiro que señala el límite entre Marín y Pontevedra
La siguiente fuente se construyó a proposición del ayuntamiento de Pontevedra, “a medias” entre los dos concellos, en el límite entre ambos donde todavía se encuentra hoy. El coste de su construcción fue de 578 pesetas y el ayuntamiento de Marín aceptó aunque en aquel momento no tenía fondos para pagar su parte.
La histórica fuente e la Rúa Real fue sustituida por el adefesio del ataúd
La población crecía y demandaba más fuentes públicas y así llegó la decisión de instalar una en el solar donde había estado ubicado el edificio del Ayuntamiento, un rincón que hace el Antiguo Templo en la calle Real. Donde hoy se encuentra un crucero estaba la fuente con su pitorro que surtía agua para los vecinos de aquel entorno céntrico del primitivo casco urbano. A mediados del pasado siglo a alguien se le ocurrió eliminar la artística fuente, poner en su sitio un crucero, y desviar el agua para otros caños colocados con poco gusto en la pared y con una estructura de fuente que la coña popular denominó “el ataúd” y nunca funcionó adecuadamente. El agua de procedía de la primitiva Fuente de la Villa y para ello el Pleno, a propuesta del alcalde José del Río, acordó el 3 de noviembre de 1912, adjudicar los trabajos al maestro cantero Francisco Alfonso por un importe de 1.299 pesetas.
Otra fuente que alivió la necesidad de agua al vecindario fue la conocida como “Pingue Pingue” que Manuel Cendán sitúa en la carretera a Cangas, kilómetro 7, cuya construcción fue aprobada en febrero de 1924 encargándose al maestro cantero Manuel Vidal, por un importe de 995 pesetas.
Manantial de A Costa todavía existente
Como ha venido recogiendo en actas y otras fuentes, nunca mejor dicho, Cendán Vilela, el vecindario de Marín iba sintiendo la mejoría del servicio de aguas con la sucesiva instalación de fuentes en puntos estratégicos. Pero el progreso es el progreso y, en 1922, el alcalde José del Río que las crónicas colocan como a un gran alcalde de la época, da cuenta a la Corporación de que, el Boletìn Oficial del 31 de noviembre de 1922, interesa a los ayuntamientos que se proceda a la construcción de obras de “Traída de Aguas y Alcantarillado” cuyo proyecto debe hacerse recargando un diez por ciento la contribución en la parte del tesoro.
Y Marín se pone en marcha estudiando tal posibilidad que es de suponer sería lo máximo en aquellos momentos. El proyecto denominado “Abastecimiento de Aguas y alcantarillado de Marín” tardó aún tres años en ponerse en marcha por la situación económica municipal. La Corporación consideró que lo más viable y acertado sería solicitar al Ministerio de Fomento el caudal de aguas sobrante de la traída que del monte “Neivoo” se había construido para la Base Naval y, en sesion de 18 de abril de 1925, se acuerda también que el proyecto lo redacte el ingeniero Rafael Picó quien presentó tanto el de la traída de aguas como el de alcantarillado en febrero de 1929, siendo aprobados ambos por la corporación. Tras el correspondiente recorrido administrativo, en septiembre de ese mismo año se adjudicaron las obras del abastecimiento de aguas a José Pego Castro por un valor de 900.072 pesetas, obra que se ejecutó con normalidad y fue recibida por el ayuntamiento el 15 de diciembre de 1932.
Un año después se adjudican las obra de alcantarillado a Antonio Pardavila Arteaga por 69.556 pesetas quedando liquidada la obra el 30 de julio de 1934.
Tan solo nos separan de la primera traída de aguas 89 años y, del inicio del alcantarillado en Marín, 87. Quizá haya alguien todavía entre nuestros vecinos que recuerde estas mejoras que supusieron acaso los mayores avances de la época. Unos cuantos sí nos acordamos de ir a las fuentes con el balde o el porrón a buscar agua en el estío cuando la sequía dejaba a la traída muy mermada con lo que el Ayuntamiento cortaba el suministro muchas horas al día.¡Que tiempos!