Carriola. Julio Santos Pena. 15.11.21
Es la segunda vez que las veo jugar. El sábado subí al pabellón de “A Raña” animado por ver si las chicas del Ence Marín Fut-sal eran capaces de encadenar tres victorias seguidas en toda una primera división nacional de fútbol sala femenino, que no es paja. Este grupo de jóvenes deportistas que están demostrando que el fútbol es cosa de hombres y de mujeres o de mujeres y hombres, está llevando el nombre de Marín por toda España porque, si una semana van a Cataluña, la otra bajan a Elche o si acaso se quedan por Madrid y alrededores, en muchos sitios donde, seguramente, hasta ahora, el nombre de Marín le podría sonar poco a muchos de sus habitantes.
Y empecé rezando porque a poco de iniciarse el partido, las de Elche se pusieron por delante con dos goles en dos acciones de respuesta al agobiante dominio de las marinenses que ya por entonces habían disparado varias veces con peligro a la puerta visitante como bien contó nuestro informador Heri ayer en su crónica del partido. Y, seguramente no por mis oraciones, empezó a funcionar la máquina de las nuestras que empataron, volvieron a quedar por debajo y acabaron superando hasta endosarle la manita a las ilicitanas y encadenando las tres victorias que les permitirán casi afianzarse en la categoría a poco que consigan arañar algunos puntos aquí o allá, lo que estoy seguro que harán, sin lugar a dudas.
Uno piensa muchas veces en cómo los “chiflados por el fútbol sala” son capaces de mantener semejante emporio deportivo con este equipo en la primera división; los juveniles, otro tanto, y ciento y la madre de chavales en números equipos viajando para aquí y para allá cada semana. Reconozco que es una chifladura sana, sanísima, y entiendo que, a la vista de la planificación y la realidad conseguida en pocos años, son merecedores del apoyo de la afición y del pueblo desde instituciones a empresas y quien pueda y quiera echar una mano porque, supongo que, si nos enseñan los números, igual nos mareamos.
Pero volviendo al equipo, es una delicia ver las evoluciones de estas chicas. Ceci, un portento de potencia física y técnica, o Café, un dechado de acierto y efectividad o la portera Silvia, capaz de llenar el marco o de cualquier de las otras jóvenes que forman el conjunto, pueden hacer vibrar a la grada que, como el pasado sábado, se llevó la gran alegría de la superación del resultado adverso y del dominio casi constante durante el partido o incluso por contención cuando las visitantes, “seis” contra cinco, lo intentaron todo sin conseguirlo. Y ni que decir tiene que se ve la mano de Jiménez y su ayudante en el aspecto técnico, y de José Luis Santos en la preparación física, algo tan importante como la propia ilusión de todas las componentes del grupo.
Confieso que, habiendo hecho mis pinitos en aquel “Rompeolas” de mi alma cuando empezó la fiebre del futbol sala allá por los ochenta en el “Grupo 7 a 9” de Pontevedra, he disfrutado lo mío con el partido del sábado. Solo me queda la decepción de que, cuando se ve un partido en vivo, no dan la repetición de las jugadas, que sería lo más bonito para volver a gozar viendo los goles de las nuestras, alguno de los cuales, el sábado, fue de verdadera primera división.
Pues ánimo a los que se ven y a los que no se ven. Marín al final caerá rendido a vuestros pies.