Carriola.J.S.P.13.08.22
Acabo de recibir una llamada telefónica. ¡Hola!, contesto al timbre del móvil. Y ahí me contesta Alfonso, nuestro Fonso de toda la vida, casi como si no hubiera pasado veintitantos días peleando con sus inesperados y traicioneros problemas de salud.
Mejor prueba de su recuperación no hay y se le ve con ganas de hablar empezando, como hace la buena gente, por ensalzar la Sanidad que tenemos demostrando el agradecimiento de quien realmente necesita la urgencia y la disposición de médicos y sanitarios que lo dan todo para recuperar a uno aunque haya pasado momentos difíciles.
Y me dice Alfonso que ya sale a la calle, poquito, asegura, pero que va tomando contacto con la realidad hasta la normalización total de su vida que pende únicamente de un tiempo de recuperación porque, como mi abuela decía, “foi moita esa sopa”.
Ahora solo tiene que esperar. Fácil no le va a ser porque ya le conocemos en lo que a su capacidad de “movimientos” se refiere, pero seguramente esta vez no le quedará otra que seguir las recomendaciones médicas de, “a modiño” y, sobre todo, de obedecer a Juana, su esposa, que tras sufrir el cincuenta por ciento del trago, ya se encargará de vigilar sus excesos de vitalidad. Sencillo tampoco le va a resultar, pero tampoco le hará falta una camisa de fuerza porque estoy seguro que esta vez sí que le ha llegado al forro y es consciente de que hay que parar lo que sea preciso para volver a tomar el impulso que da razón a la vida de uno y a la vida de quien le rodea a uno.
¡Bienvenido Fonso!. Los seguidores de Carriola se han ido alegrando mucho de los avances de tu recuperación que aquí fuimos poniendo y estoy seguro que mucho más ahora sabiendo que la vida te sonríe de nuevo.
Como un buxo sí pero, no me cansaré de repertirlo ¡A modiño, Fonso!, Un abrazo de todos.