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Recordando al doctor Dapena Mouriño, Don Andrés

Carriola.Redacción.13.01.23

Dentro de unos días se cumplirán cuarenta y dos años del fallecimiento de Don Andrés Dapena Mouriño, uno de aquellos médicos del pueblo que durante décadas procuraron la salud de los marinenses con pocos medios pero poniendo sus conocimientos y experiencias al servicio de la gente que a ellos recurría

Y Laureano Mayán, en su libro “Marinenses de Ayer y de Hoy” tuvo el acierto de dedicar a Don Andrés un capítulo de su recopilación amable de nuestra gente de siempre y sitúa al doctor  entre el 24 de mayo el 2013, fecha de su nacimiento en Pontevedra, y el 30 de enero de 1981 día en que rindió su vida en Marín tras hacer su trabajo que no era otro que velar por sus pacientes y por quien necesitase de su ayuda.

Una vocación “secundaria”

Para ser médico en cualquier época pero entonces mucho más, había que tener verdadera vocación de servicio. No obstante, Mayán Taboada asegura que los primeros pasos como estudiante de Andrés Dapena no iban por la medicina sino por la arquitectura, carrera que respondía a sus especiales habilidades técnicas, y para la que empezó sus estudios en la capital de España hasta que un problema de salud le hizo repensar su futuro y colarse en la vía sanitaria estudiando en la Universidad de Santiago de Compostela donde destacó por su interés hasta el punto de que, sin haber acabado la carrera, y habiendo estallado la guerra civil, prestó ya sus servicios sanitarios en el hospital de Tuy. Al año siguiente de finalizar la contienda, se traslada a Ourense en cuyo hospital se especializa en Medicina Interna.

Los familiares del doctor Dapena el día de su centenario

Marín fue su campo de acción

Laureano Mayán coloca al doctor Dapena en Marín inmediatamente después de ser titulado estableciéndose en el año 1941. Contrae matrimonio con la riojana Carmen Astor y empieza a destacar, sin proponérselo pero por pura condición, en su espíritu colaborativo, su sencillez y generosidad lo que le hizo granjearse la simpatía de los vecinos de Marín que le tenían como uno de los referentes de la salud en aquellos años de dificultades de todo tipo emanadas de la postguerra.

Tenía la consulta en la Rúa do Sol y los pacientes en época como esta en que las gripes eran el azote de la salud, llenaban la sala de espera, la escalera y el portal haciendo cola para ser atendidos montándose unas tertulias a veces salidas de tono por elevación exagerada de los murmullos que obligaban al médico a salir de su despacho poniendo cierta voz de trueno, que no correspondía con su personalidad, para imponer orden y silencio.

Inquietudes

Don Andrés fue uno de los impulsores de la Asociación de Cultura y Arte Santa Cecilia, hoy “Ateneo”, y fue también de los primeros miembros de la Cofradía Penitencia de Nuestro Padre Jesús Nazareno que todavía existe en la actualidad tras más de setenta años de historia. En el terreno profesional fue también socio fundador del Igualatorio Médico “IMECOSA” de Pontevedra.

Y destaca Mayán Taboada la afición de Dapena Mouriño por la lectura, la realización miniaturista de trabajos diversos, y el deporte, especialmente el fútbol y el senderismo, y añade como anécdota singular el viaje que en su pequeño Renault PO-11000 hizo con su esposa y sus tres hijos a Bruselas, recorriendo casi 5.000 kilómetros “cuyo mayor problema- dice- fue el momento de salir del auto cuando llegaron a Marín de regreso”.

Asistentes a los actos del centenario de Don Andrés

Hijo Adoptivo de Marín

Por su dedicación a Marín y a los marinenses, un año antes de su fallecimiento, don Andrés Dapena fue nombrado Hijo Adoptivo de Marín y tres años después , por suscripción popular, se inauguró un busto  en su memoria, monumento que se encuentra en la alameda Rosalía de Castro, como testimonio de la voluntad y agradecimiento del pueblo marinense a quien tanto hizo en vida por sus vecinos quienes rindieron un emotivo y tácito homenaje en su velatorio que tuvo lugar en el consultorio donde a tantos había ayudado a recuperar la salud y, en muchísimos casos, altruistamente.

Acierto, de nuevo, de Laureano Mayán gracias a cuyo trabajo editorial, personajes como Don Andrès Dapena podrán ser siempre conocidos por quien se asome a la ventana de sus libros recopilatorios de los marinenses más populares.