Carriola.29.09.24
EMPEZAR EL DÍA CON BUEN PIE
Dolores Armas Vázquez (Psicopedagoga)
Comenzó el colegio y con él se han de producir ciertos cambios en la conducta de los niños para facilitar el funcionamiento familiar a las diferentes horas del día. Hemos de pasar de la época estival con horarios flexibles y bastante laxitud en las normas, a horarios estrictos y actuaciones rápidas y exitosas. Los padres y madres se vuelven exigentes; las mañanas se convierten en algunos casos en los momentos que produce más tensión y estrés familiar. Los niños han de pasar de vestirse jugando sin prisas a hacerlo de un modo eficaz, perfecto y rápido, lo que no siempre sucede. Todo se ha de poner en marcha del modo adecuado, de lo contrario los niños llegarán tarde al colegio y los padres tarde al trabajo. Esto no puede ser.
Algunas cuestiones a tener en cuenta
Generalmente los niños necesitan un tiempo para hacer la transición entre el sueño y la vigilia. Les gusta que los despierten con calma, con palabras cálidas y afectuosas. Se suelen resistir a los horarios. Hasta los 5-6 años no son capaces de entender por qué de pronto todo cambia. Ellos no sienten la necesidad de llegar a su hora al colegio si eso supone renunciar a unos momentos de juego en casa, o a ver los dibujos en la TV que venían viendo durante el verano. Luego a medida que van creciendo van descubriendo el placer de permanecer en la cama descansando y han de aprender a renunciar a él.
Para los más pequeños
En primer lugar es muy importante respetar las horas de descanso necesarias para cada niño. El sueño repondrá sus energías y contribuirá al desarrollo equilibrado del sistema nervioso, favoreciendo los procesos de aprendizaje. A medida que van creciendo van necesitando menos horas de sueño, pero siempre un mínimo de 8-10 horas de descanso diario. Cuando esto no sucede así el comienzo del día se hace difícil. Los niños están fatigados e irascibles. Normalmente les sucede al revés que los adultos, mientras que estos sienten la necesidad de dormir, los niños se vuelven más nerviosos y alborotadores para poder mantenerse vigilia. Además presentan dificultades para concentrarse en cualquier tarea que se le proponga. Por esto, para que las primeras horas del día sean tranquilas, es necesario asegurarse de que los niños han descansado adecuadamente; por ello la organización y rutinas del día anterior repercutirán en la mañana.
También conviene dejar hechas el día anterior el mayor número posible de tareas, para que estás no impidan la correcta marcha de la mañana. La noche anterior los niños o los padres, dependiendo de la edad, pueden dejar preparadas las mochilas, la ropa, todo lo necesario para el desayuno y aquellas tareas que se puedan anticipar. Esto ahorrará mucho tiempo y evitará algunos apuros.
Sería deseable que los padres al ir a despertar al niño ya estuvieran aseados y vestidos, de manera que no fuera necesario simultánear tareas y pudieran dirigir su atención casi exclusivamente al niño. Así todo discurriría con más calma, ya que le podríamos ofrecer nuestro tiempo para aquellas cuestiones que necesitara. Le despertaríamos con tranquilidad y afecto. Podríamos primero hacerle una advertencia y luego ya le indicaríamos que es la hora de ponerse en marcha. Conseguiríamos además hacerle saber que comprendemos lo bien que se encuentra en la cama, pero que es necesaria ponerse en marcha. Luego le haríamos saber el orden en que debe ir haciendo sus tareas, y si fuese necesario podríamos ayudarle.
Debemos evitar cualquier distractor, tanto a la hora de vestirse como con el desayuno, tal como juguetes o la TV. Él debe estar concentrado en sus rutinas. El juego atrae siempre en mayor medida su atención y causa mayor placer con lo cual interfiere negativamente en cualquier tarea. El desayuno debe ser equilibrado y apetitoso, y deberíamos acompañarlos en este momento para ayudarle a resistirse a distracciones y retrasos. En resumen, nuestras conductas deben fomentar la tranquilidad propia y la de los niños.
(*) Colaboración dominical especial de la Asociación de Pedagogía de Galicia “APEGA” con Carriola de Marín