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Árboles en sufrimiento

Los árboles en Marín son, con frecuencia, víctimas de mal trato, al menos aparente ya que, por unas u otras causas, sufren lo indecible, y a la vista está. La reciente tala de la sequoia de la alameda que, desde tiempo inmemorial para las actuales generaciones, presidía nuestro parque más genuino, ha venido a provocar las más diversas opiniones prevaleciendo las contrarias, sobre todo, porque, aunque sea por el sentimiento, a nadie le gusta perder los testigos de su propia vida. Desde el concello aseguran que los motivos fueron puramente técnicos, como ocurrió ya con otras unidades arbóreas de similar rango tiempo atrás, y realmente, contra éso poco se puede decir porque, si de verdad existe el peligro, mejor es eliminarlo antes de que caigan las ramas sobre cualquiera que por allí ande. Lo malo es que hay otra unidad, hermana de la ya desaparecida, que puede correr la misma suerte y solo falta que informes parecidos hagan que se tome tan drástica decisión para curarse en salud. Claro que también hay otras opiniones contrarias a las talas pero, informes son informes y contra ellos no valen valentías.

En Marín los árboles no consiguen grandes consolidaciones. Ejemplo de ello son los que había en la Avenida de Orense, sobre el paseo que se está cambiando con bastante poco sentido de la modernidad, todo hay que decirlo. Aquellos árboles que formaban una preciosa fila, consolidados y en su mejor ser desde su plantación, fueron arrancados de su posición y aseguraron desde el concello que se llevaban para un terreno donde se mantendrían antes de volverlos al sitio. Me da la espina que no habrá tal y que, si el renovado paseo vuelve a contar con árboles ornamentales, habrá que esperar un par de décadas para verlos mínimamente desarrollados aunque no sé donde se podrían plantar porque el paseo tiene mucho cemento seguido.

Cada otoño, nada más palidecer sus hojas, los plátanos de la alameda, son atacados con evidente violencia sin que terminen de realizar su ciclo vital, desprotegiéndolos de la mayoría de sus ramas. Menos mal que últimamente les van conservando guías en la parte superior porque hace poco los dejaban como postes de la luz, para mayor despropósito. Subyace la evidencia de que se quiere evitar la recogida de hojas tras su caída, pero eso no quita que se produce un maltrato natural a la arboleda del parque.

Y no conozco muy bien el proyecto de transformación  del paseo marítimo “Alcalde Blanco”. Supongo que se habrá aprovechado para dotarlo de árboles en condiciones porque las pírricas palmeras que tiene desde que fue abierto son, a mi juicio y además de muy poco ornamentales, incapaces de ofrecer la mínima sombra, lo que en verano desaconseja el paseo por nuestra única ventana al mar, a menos que quieras coger una insolación, hasta que se pone el sol  y el sol se pone a las diez o incluso más tarde, cuando muchas personas que podrían disfrutar del paseo (tercera edad, por ejemplo) ya están recogidas en sus casas

No estaría de más un plan de diseño, protección y aumento de especies arbóreas en la villa buscando ornamentación, belleza y algo más de oxígeno.

Julio Santos Pena