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La vieja pesca y la llegada de los catalanes a Marín

La pesca y las salazón fueron desde tiempo inmemorial los medios de vida de una gran parte de los moradores del entorno marinense. Hasta mediados del siglo XVIII no se denominaban “marineros”, como ahora, sino “Fomentadores de pesca y salazón” y su régimen de trabajo era prácticamente libre, sin mayores contingencias que las de pescar y conservar el pescado, si hubiera lugar, en pequeñas bodegas donde laboraban las propias gentes del mar y también labradores y campesinos que colaboraban para ganarse, como se dice ahora “un changüí”.

Por fortuna disponemos del trabajo de historiadores como Manuel Cendán, fallecido no hace mucho, que dejó informaciones que pueden parecernos curiosas a éste y otros aspectos, informaciones que sonsacaremos en la “Carriola”, por lo interesantes y curiosas que son, y porque no merecen quedar en el olvido de un libro cerrado en cualquier estantería.

Y, según nos cuenta Cendán Vilela, en el año 1748 se quiso regularizar aquella situación estableciéndose  la denominada “matrícula de pesca” por la que se concedía el monopolio de la explotación pesquera a los propios pescadores. Pero para ello tenían que acogerse al beneficio de la “matrícula”, registrándose en la misma. Con ello, quedaban eliminados los trabajadores de “tierra” no profesionales del mar, aunque la “matrícula” tenía el inconveniente de que los marineros quedaban adscritos a la Armada hasta los sesenta años y podían ser requeridos para las frecuentes campañas de guerras y líos que estaban, en aquellos tiempos, a la orden del día.

Muchos marineros prefirieron no incorporarse a la “matrícula”, por miedo a ser movilizados, por lo que surgió una crisis en el sector, crisis que se palío en parte por la coincidencia de la caída de la pesca en el Mediterráneo que dejó a mucho personal marinero sin trabajo, especialmente en Cataluña. Y como los catalanes son, o eran, muy espabilados, empezaron a desplazar su artes y conocimientos a otras regiones, en especial a Galicia, conscientes de la riqueza pesquera de esta zona y antes del siglo XVIII se establecieron en la costa gallega, algunos de ellos en Marín, trayendo nuevos sistemas de pesca, aquí desconocidos, así como de salazón de sardina, mucho más eficiente que los rudimentarios modos que aquí se utilizaban.

Las cosas mejoraron, técnicamente hablando, pero surgieron los problemas y conflictos con los pescadores de la zona que veían cómo los “intrusos” manejaban artes distintas y más eficientes y, en la salazón, iniciaron el modo de  salado y prensado frente al “escochado” que hasta entonces se hacía aquí. Como suele ocurrir en estos casos, los pescadores autóctonos acabaron también utilizando las modernas artes e incluso mejorando sus rendimientos.

Cendán Vilela hace referencia a los primeros catalanes que a principios del XIX se establecieron en Marín como fueron Gaspar Dotras y Salvador Masot, en el lugar de La Mouta. Otras referencias que maneja son Domingo Call, Juan e Isidro Vieta, Francisco Puch , etc. A nosotros nos suenan otros apellidos de tiempos más próximos tales como Rocafort, Feliú, Paratcha, etc. A los que todos recordamos por su incidencia económica en la zona y de los que tenemos presentes a muchos de sus descendientes.

Otro día seguiremos desgranando estas curiosidades que nos llegan gracias al trabajo ingente de Cendán.