La reciente tala de la sequoia de la alameda que tantos años lució en el parque ahora denominado “de Rosalía de Castro” ha dejado un poso e contrariedad en la población que en pocos años ha visto cómo desaparecieron también otros árboles similares. Claro que, contra os informes técnicos que aconsejan actuar de ese modo, poco se puede hacer porque, si es malo que se talen los árboles, peor sería si le cae a alguien una rama o incluso el tronco por culpa de cualquier contingencia negativa.
Con la retirada del tocón del viejo árbol desaparecido y la consecuente obra de pavimentación del hueco que dejó tal acción, produce una ampliación de superficie libre en esa zona del parque para disfrute peatonal.
Facilitar la vida a otros dos veteranos árboles
Por otra parte, y seguramente para intentar evitar nuevas talas similares a la del mencionado árbol, se ha decidido ampliar los alcorques en la otra sequoia que aún queda en la alameda, y en un ejemplar de araucaria, buscando la manera de darles más espacio para que puedan tener mayor comodidad en lo que a su desarrollo y crecimiento se refiere. Es una buena medida para intentar la consolidación segura de estas dos singulares especies de nuestra alameda.