El actual "Nuevo Templo" se inauguró el día de Ramos del año 1956.
J.S.P.
El Antiguo Templo es un tesoro arquitectónico que conservamos por puro milagro porque, tras la decisión de derribar el Priorato, a punto estuvieron allá por los finales de la década de los sesenta de eliminar también el templo que fue origen religioso de esta villa.
Y ya a finales del siglo XIX, concretamente en junio de 1895, el párroco Manuel González Cruz se mostró muy preocupado por el avance de la comunidad evangélica de la que hablamos en el anterior episodio recogido, como este mismo, de la obra “Marín en las postales antiguas” de Manuel Cendán Vilela. Se procedió a crear un Patronato Católico en el colegio San Luis Gonzaga y los periódicos también de base católica, “El Áncora” y “El Bien”, este último, un semanario. Fue solemne la inauguración de Patronato con asistencia de autoridades locales y provinciales y la primera preocupación presentada era la de la insuficiencia del templo existente (el que denominamos Iglesia Vieja) y la necesidad de construir otro de mayores dimensiones y capacidad con lo que se movilizó a todas las personas de relevancia que pudieran echar una mano para hacer realidad la pretensión. En aquel momento había muchos marinenses en América que habían hecho fortuna y también llegó a ellos la petición de ayuda.
La intención del Patronato se vio positivamente reflejada también en el acuerdo plenario del 7 de diciembre de 1897 en el que se aprobó la propuesta de la alcaldía para construir un templo que pudiera albergar a las “4.500 almas”, y se acordó solicitar a la autoridad eclesiástica la construcción del templo.
Ciento cinco mil pesetas (unos 630 euros de hoy) era el coste de la obra sobre el proyecto en el que no se contaba con el valor del terreno, y el Ministro de Justicia aprobó la construcción en julio de 1899 poniéndose a subasta la obra que quedó cerrada en casi 130.000 pesetas y adjudicada a Domingo Malvar, que participaba la misma a los contratistas Andrés Corbal y José Fernández. El inconveniente era la posesión del terreno que se consiguió con una gestión ante el emigrante Narciso Nores que cede en escritura de compra el terreno de la feria a Antonio Pazos Fontenla valorándola en 25.000 pesetas. El propio Nores exigió el compromiso de que el resto del terreno, de su propiedad, sería dedicado a obras de beneficencia y utilidad pública. Aún así Nores no se libraría de más presión ya que, cura párroco y otros comisionados, vuelven a solicitarle ayuda económica para cambiar las paredes de ladrillo por piedra, material más propio de una iglesia.Comenzaron las obras en el año 1900 pero hubo muchas polémicas y contrasentidos entre unos y otros, y hasta se consiguió una vez más el dinero de Narciso Nores para alargar cuatro metros la nave central del templo lo que suponían otrras 40.000 pesetas, y construir dos torres en lugar de una.
Narciso Orelo fallece en el año 1902 sin herederos y deja como albacea de su fortuna a Narciso Nores Salgado quien determina el destino de la totalidad de sus bienes que divide en tres partes, una de ellas, la que ocupa el templo en construcción; otra para abrir un colegio para señoritas y Escuela de Caridad para párvulos y, la tercera, para proporcionar una renta de 30 pesos de plata de España para su hermano Antonio. Lo malo fue que en el año 1905, en plenas obras, se agotó el presupuesto y aún así continuaron hasta 1909 cuando Narciso Nores volvió a solicitar del Ministerio de Gracia y Justicia la reanudación de las obras, adelantando el dinero necesario. Pero el Ministerio no quiso saber nada del asunto y el templo quedó a medio hacer, perjudicándose con el paso de los años hasta que, en 1939 se intentan reactivar las obras encontrándose con el informe técnico del arquitecto Cominges, dos años después, diciendo que el paso del tiempo había perjudicado mucho la estructura del edificio por lo que aconsejaba su demolición.
Pero la idea de dotar a Marín, ya una población importante al final de la década de los 30, no podía morir y se crea una comisión “Pro construcción de la Nueva Iglesia” formada por Francisco Bastarreche, Cándido Varela el concejal Touriño y el propio alcalde, entre otros, que fructifica con el encargo del nuevo proyecto al arquitecto Sr. Cochón y, ya en la década de los 40, se aprueba el proyecto, se derriba la iglesia nunca acabada y se comienzan las obras del nuevo edificio inaugurándose el Nuevo Templo en el año 1956.
Con la consecución de la nueva construcción del gran templo con el que hoy contamos, se cumplió el anhelo de cientos de marinenses que pusieron su grano de arena individual junto a fuertes compromisos económicos de las administraciones y por fín, el día de Ramos de aquel 1956, se procedió a la celebrar el primero de los actos religiosos con la bendición de ramos y palmas en su interior, sin bancos ni comodidades pero con una gran ilusión de los participantes que por fin comprobaron, comprobamos, que allí cabía el mundo entero y sobraba espacio.
Pero, para terminar este relato sustraído de la obra de Cendán Vilela, quiero añadir aquí un dibujo, cuya autoría desconozco, que recoge lo que era la gran ilusión del párroco Sáez Pichel, Don José, con el templo integrado en un atrio cerrado y un gran edificio de servicios parroquiales y, probablemente, vivienda para el cura y los coadjutores de aquel tiempo, colocado delante del Colegio San Narciso que también aparece en la estampa. Posteriores desavenencias entre parroquia y paúles, acabaron con un salomónico reparto del antiguo campo de la feria, no sin estudiar la donación hecha en su día por el marinense que, desde la Argentina, decidió dar destino de función religiosa y educativa a tan céntrica como importante propiedad. Una salomónica decisión del Arzobispado, trazó una línea de delante a atrás dividiendo el terreno en dos mitades. Hoy la correspondiente a la parroquia sigue siendo de su propiedad pero tiene una utilización abierta y pública y, la que cayó en manos de la orden vicenciana de los Padres Paúles conforma el Parque Eguren por adquisición del terreno por el ayuntamiento lo que ayudó a los paúles a construir el complejo educativo de Chan do Monte.