Carriola. J.S. Álvarez. 03.04.24.
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Se nos ha ido Pousada. Manolo, en el día a día de su vida, de toda su vida, construyó su propio destino sacrificando muchos momentos de familia para labrar un futuro para los suyos del que, sin embargo, él mismo no podrá disfrutar, porque la enfermedad que acabó ayer con su vida llamó a su puerta y a su cuerpo pocos meses antes de alcanzar la edad de jubilación y ha terminado con él de modo anticipado.
Trabajador incansable, después de un período de siete años en el sector del mar echó raíces en Marín, donde abrió hace unos cuarenta años su primer establecimiento, una pequeña carnicería. Echaremos de menos la conversación que, cuchillo en mano, ofrecía a cuantos clientes se acercaban a comprar. Y aunque con los años el supermercado fue creciendo él nunca abandonó el puesto desde el que desgajó toda su vida los mejores cortes de carne y ofreció su solidaridad y cariño a quien lo necesitó en algún momento haciendo gala de su gran corazón en un ejercicio de sacrificio constante que hoy Marín y el Poio de su origen, le agradecen con reconocimiento en el día que nos deja.
Quizás no sabía vivir de otro modo que trabajando como lo hacía, y acaso tampoco se habría acostumbrado a la jubilación como ejercicio de 'no hacer nada', eso ya nunca lo sabremos. Probablemente nunca se habría jubilado del todo, porque su vocación era el trabajo y aún lidiando con una terrible enfermedad desde hacía más de un año, nunca perdió la sonrisa, la ilusión ni la esperanza de recuperarse hasta el último momento.
Descanse en Paz, Manolo y mucho ánimo desde estas páginas de nuestra Carriola a toda su familia, en especial a su esposa Mari Luz y a sus hijos Saúl, Roberto y Eva que a esta hora deben saber ya lo grande que era 'O Xoaneiro' por la multitud de personas que se han acercado al Tanatorio de Poio para dar su último adiós a Manolo y reconfortarles a ellos con su presencia.