Carriola. Redacción. 22.08.24
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Ahora que se habla de mejorar la Plaza de Abastos para que no pierda su magnífico aspecto desde la última remodelación hecha hace un par de décadas y cuidada por los vendedores constituidos en Asociación desde hace años para una mejor promoción dle mercado, vamos a recuperar la historia de los mercados de Marín publicada ya en Carriola, en tres capítulos, al comienzo de nuestra andadura rcogiendo valiosísima información del libro del inolvidable Manuel Cendán Vilela “Marín en las Postales Antiguas”. Vamos a reproducir el último de los tres capítulos ya que, en información aparte, se habla específicamente de nuestra Plaza y, en días posteriores lo haremos con los dos anteriores para recordar como empezaron los recintos de mercado en Marín desde muchos años atrás.
Y todo comenzó con la preocupación de los regidores por contar con un recinto cubierto que sirviese como lugar de compraventa de pescado y artículos alimenticios y, Manuel Cendán, asegura que hubo varios intentos hasta que llegó la realidad inaugurada en el año 1929.
La plaza se construyó en este triángulo. Delante el Río Lameiriña
Ya en 1871, acta municipal del 16 de noviembre, el ayuntamiento se dirige al Ministerio de Hacienda solicitando la cesión gratuita del alfolí (antiguo almacén de venta de la sal) que se encontraba en el entorno del actual palco de la música de la alameda. Y Hacienda responde afirmativamente tasando en 6.347 pesetas la cesión lo que el ayuntamiento acepta. Se inicia la obra con mal fario porque la edificación estaba en pésimas condiciones y hasta se cayó un muro. Paralizaron los trabajos y el mercado quedó en el olvido. El solar, en cambio, fue cedido para instalar la estación del tranvía de vapor en 1889.
El segundo intento fue rocambolesco porque se mezcló, con la llegada de la Religión Protestante a Marín y el deseo de la Comunidad Evangélica de construir una capilla en donde hoy la tienen. Aquello puso en alerta a la comunidad católica que era la “dominante” que intentó desde el mismo ayuntamiento impedirlo y, cuando se presentó el proyecto en el concello, una parte del consistorio se negó a ello y,el concejal José del Río propuso que en lugar de instalar allí la capilla podría ponerse una plaza para la venta de alimentos. Incluso se encargó un proyecto al arquitecto provincial, Siro Borrajo, pero aquello no resistió los continuos recursos que obligaron al ayuntamiento a conceder licencia para la construcción de la capilla en el pleno del 28 de marzo de 1827.
Terreno antes de construirse la plaza
Pasaron nada menos que veinte años hasta que apareció la iniciativa del alcalde José del Río demandando la urgente construcción de una plaza de abastos “pues las condiciones en que actualmente se realizan las operaciones de venta de artículos en las plazas de la Constitución, Veiguiña y de La Leña son causa de deterioro de las mercancías y en especial del pescado”- manifiesta. Pero no sería hasta 1922 en que se decidirían al estudio para llevar a cabo la construcción del matadero y de la plaza de abastos. Empezaron ese año por solicitar del estado la concesión de los terrenos ganados al mar con motivo de la construcción de la travesía de Marín y, conseguida la concesión se encarga a Rafael Picó, en octubre de 1925 la redacción del proyecto incidiendo en “que llene el vacío hoy sentido en esta Villa carente en absoluto de tan útil establecimiento, no tan sólo bajo el aspecto sanitario y de comodidad, sino bajo el estético y económico”.
Y de tres alternativas se elige la que hoy contiene al mercado municipal, con una extensión rectangular de 70, metros de largo por 17 de fondo. El proyecto, redactado por Rafael Picó y el arquitecto Francisco de la Torre, se aprueba en Pleno presidido por el alcalde Ezequiel Massoni 25 de abril de 1927, al no haber recibido ningún tipo de alegación.
Imponente imagen, para aquel tiempo, del nuevo mercado en el año 1929
Las obras fueron adjudicadas al constructor Evaristo Crespo Martínez por importe de 196.000 pesetas y se procede a colocar la simbólica primera piedra el 4 de septiembre del mismo año. Todavía se hizo un proyecto anexo de construcción de una acera circundante a la edificación, y la dotación del sericio de agua al mercado para lo que se construyó un depósito de seis mil litros de agua destinada a los aseos y a la limpieza del recinto
La solemne inauguración fue el 1 de octubre de 1929 y se nombró primer conserje del mercado a Nemesio Pérez Delgado.
Y así empezó a funcionar el, para aquel tiempo, monumental mercado de Marín que fue todo un hito en el entorno. El éxito llevó a la corporación a solicitar, de la Comisión Administrativa del Puerto, terrenos en la zona de servicio para construir un mercado en Cantodarea que no fueron concedidos porno estar todavía delimitada la zona.
El mercado, a finales del pasado siglo fue remodelado cambiando totalmente su estructura interior, pero aquella nueva disposición no tuvo aceptación por su mala operatividad y, en tiempos del alcalde Antonio Santiago Fernández, “Toneco”, y siendo concejal de mercados Xosé Manuel Portela Pazos, se derribó todo lo hecho para devolver al recinto su primitiva distribución mejorada con modernos materiales y servicios.
El Mercado recuperó su distribución en tiempos del alcalde Toneco
Nuestra Plaza de Abastos es ahora mismo un ejemplo de modernidad en la tradición comercial y es bueno que el Concello quiera mantener lo que hay y en lo posible mejorarlo para atender nuevas necesidades de la población. Pero para llegar aquí se ha recorrido un trayecto histórico que desvelaremos en próximos días.