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Para Carriola de Marín desde El Escorial

 (SAN CARALAMPIO EN MARÍN).

 Por José Ruíz Guirado.

En este día, 10 de febrero del año 543,  San Benito, vería subir al cielo en forma de cándida paloma, a su hermana Escolástica. Ya sabemos de la Orden de las Monjas Benedictinas. En esta misma fecha, se venera a un santo, poco conocido, San Caralampio, protector contra los terremotos y los aires contagiosos. Y también, en algunos lugares, de los borrachos y de los cojos. Sufriría terribles torturas, en las que los verdugos desgarrarían las carnes del confesor con garfios de hierro.

ADEMAS de la coruñesa Melide, la villa  pontevedresa  Marín, celebra al santo. A nadie que haya visitado la comarca de Pontevedra, se le paso por alto que su imagen se venera en la sencilla ermita de la isla de la Toja.

CRÓNICA DE SAN CARALAMPIO EN MARÍN

LA charanga “Xarangallo-Mangallo”, de la que hemos dado cuenta en estas mismas páginas; allá por el mes de septiembre de 1980, visitaría la villa de Melide, participando en la “Fiesta de San Caralampio”. El año siguiente, 1981, la exportarían a Marín, celebrándose en la popular plaza de la Alameda. Desde entonces, un domingo del mes de septiembre,  saldría la charanga en procesión por las calles marinenses, acompañada de una talla de madera del “Santo”; visitando tascas y tabernas, en las que se entonaba el himno, bendiciendo a los parroquianos con la letra de este himno: "Neste día tan sonado/festexamos noso santo/o patrón dos chiquiteiros/que ten por nombre San Caralampio". Así hasta el año 2020, sustituido por el grupo Os Saljariteiros. Las crónicas de los cronistas de Marín, han dado buena cuenta de esta nueva etapa.

SAN CARALAMPIO Y LA BRUJERÍA

A más de la protección del santo  contra terremotos, aires contagiosos y cuidar de borrachos y  cojos; protegía contra las brujas, con las “dóminas” (cruces contra las brujas); con oraciones y exorcismos impresos, que deberían guardarse próximas a las personas a proteger; siempre y cuando figurase el nombre de la persona beneficiada.  Los ciegos serían los encargados de vender estos amuletos para proteger al comprador. Las “dóminas”, además de invocar  a San Caralampio, también lo harían a san Benito (festejado también el 10 de febrero). 

NADIE vaya a creer, por estas publicaciones de carácter lúdico, que Marín es una villa festiva, de ambiente solaz y de continuo boato. Sucede que, cuando festeja, como sucede en sus factos mayores, El Carmen, San Miguel: “sale el vino por el pichel”. YA nos lo recordaba Antonio Machado, del comportamiento del pueblo: “Y no conocen la prisa/ ni aún en los días de fiesta/. Donde hay vino,/ beben vino./ Donde no hay vino,/agua fresca… “