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Las nuevas generaciones de marinenses escuchan con frecuencia el nombre de Raimundo Vidal Pazos con el que se identifica la Biblioteca Pública de Marín. Quienes tienen una edad más avanzada pueden conocer detalles de este personaje ilustre que tiene un currículo impresionante y fue un gran defensor de Marín cuando le correspondió y cuando ocupaba importantes cargos en este y otros destinos .
Nació en diciembre de 1889 en la calle Caracol siendo hijo de José Vidal Carnés que era natural de Corrubedo, y Peregrina Pazos Landín, de Marín y en una familia muy numerosa porque es el segundo de diez hijos del mencionado matrimonio. Por circunstancias familiares, Raimundo Vidal vivía con su tía Ventura en una casa de la calle Echegaray próxima a la Iglesia parroquial del momento. Ella era costurera y estaba empleada en un hotel que se encontraba en el edificio del Priorato.
La niñez de nuestro hombre transcurrió como la de cualquier infante pero acertó a educarse en el colegio San Luis Gonzaga dirigido por el sacerdote Serafín Tubío que también tiene una calle dedicada en Marín. Sobresalió en sus estudios y de ello son numerosos los periódicos que recogen detalles de su valía en la época.
Entró en el Seminario Conciliar de Santiago de Compostela en el año 1905, en el tercer curso de “Latinidad”, ya que los dos anteriores los había hecho por libre, pero, desde el año 1922, se convirtió en un defensor del mundo agrario formando parte de la Federación Agraria de Marín y siendo elegido en multitud de organismos de defensa del sector.
También tuvo una presencia en el mundo del periodismo local colaborando con las cabeceras “Marín”, “Morrazo”o “La Voz del Campo”, donde compartió páginas con el mismísimo Castelao. En 1922 participó en numerosos mítines con discursos en Lengua gallega y ese mismo año fue elegido presidente de la “Junta de Defensa” para conseguir la devolución de la Lonja de Pescado al pueblo de Marín, realizando una gran labor para lograrlo. En 1925 dirige en Pontevedra junto con Celso Milleiro Antonio Reino un consultorio - agencia administrativa y continuando con su vida reivindicativa participa en mítines con Ramón Salgado y Basilio Álvarez en diversos puntos de la provincia.
Fue fundador del Colegio de Abogados de Vigo desempeñando su secretariado hasta el año 1940, y también fue presidente del jurado mixto del Ferrocarril de Vigo a Ramallosa. En su hoja de servicios figura el desempeño como Gobernador Civil de Castellón y Palencia y sería muy largo continuar enumerando los cargos que ostentó hasta su jubilación.
Recuperación de la lonja de Marín
Vidal Pazos presidió la denominada Junta Local de Defensa compuesta por 16 miembros puros, 15 representantes de entidades y siete miembros del mundo laboral.
Cuenta Don José Torres Martínez en su libro “Pequeña Historia de Marín” que Raimundo Vidal Pazos se propuso recuperar para el pueblo la explotación de la Lonja, que estaba en manos de un particular, y decidió lo que dieron en llamar “La Reconquista Económica” del municipio. Como abogado, experto escritor y contundente polemista, y con el amor por su pueblo, protagonizó al lado del alcalde José del Río, la verdadera gesta que se propuso. Organizó la gran manifestación y convocó actos en el Cine Quiroga, en Estribela, Ardán, Pardavila y hasta en el mismo recinto de la lonja.
En la mañana del 22 de enero de 1923, según la misma fuente, más de cinco mil personas salieron andando hacia Pontevedra para manifestarse ante el Gobierno Civil pidiendo u fallo favorable en el asunto de la Lonja. De esta concentración se ocuparon todos los medios de difusión e incluso fue publicada en el A.B.C. del momento una gran fotografía a toda plana en la portada. El impacto fue enorme y el fallo acabó siendo favorable al pueblo que recuperó la gestión de la lonja lo que supuso un fuerte beneficio económicamente hablando. Aquel día sonaron las campanas, hubo bombas de palenque y la banda de música municipal recorrió el pueblo para celebrar el resultado. Y los vecinos engalanaron las ventanas y balcones y hasta se colocó una colgadura en la Torre del Reloj, tal fue la satisfacción popular.
Vidal Pazos, antes de morir, donó al ayuntamiento de Marín su despacho profesional, una joya arquitectónica a la que me da la impresión de que no se le otorgó la importancia que tiene, con sus libros y complementos. El concello correspondió poniendo a la Biblioteca Pública su nombre.
J.S.P.
Si hace un par de días hablábamos de las rutas que el Concello tiene definidas para animar a las gentes a andar por los lugares más hermosos de Marín desde donde, en la mayoría de los casos, se puede gozar de extraordinarias vistas, hoy traemos aquí el ejemplo de este grupo de amigos incansables andarines por cuanto monte propio o lejano hay. Por ahí andan José Dopazo y su esposa que, en esta imagen, se ven dentro de la Capilla de San Lorenzo, en Pastoriza en una de las múltiples rutas que hacen un día sí y otro también. Lo mismo suben al alto del “Xaxán” que pasean por las Penizas o van de visita nada menos que a La Curota para andar horas y más horas y disfrutar del paisaje y de la salud propia. Pues quede este testimonio gráfico en nuestra Carriola de hoy.
Un millón trescientos doce mil euros es lo que, en principio costará la renovación del paseo “Alcalde Blanco” que se está llevando a cabo en estos días por la “UTE Prace-Emergis”, segunda adjudicataria de las obras, ya que la empresa que ganó la primera subasta renunció a la ejecución de las mismas.
Las obras que se realizan a buen ritmo cambiarán la fisonomía del paseo marítimo y se pretende que hagan mucho más agradable frecuentarlo y, en palabras de la alcaldesa María Ramallo, “Ese paseo converterase nese gran nexo que precisamos co mar, recuperando un espazo que a día de hoxe está inconcluso e que, a pesar de que xa é moi utilizado pola veciñanza, pode aínda dar moito máis de sí”.
La alcaldesa recalcó, además que la futura construcción del auditorio en las proximidades, ayudará a crear “espazos agradables de esparexemento para os nosos veciños e veciñas, aproveitando todos os recursos que temos na nosa espectacular paisaxe”.
Solución en el extremo del parque
El extremo del parque quedó inconcluso desde la creación de la segunda fase del mismo, inaugurada en su día por Fraga Iribarne. Hubo varias propuestas para la zona que quedaron en nada hasta ahora con el nuevo proyecto del que María Ramallo explica “Tal e como se detalla no proxecto, na punta do paseo crearanse unha nova zona de transición, consistente nunha peza de madeira a modo de graderío onde tamén se habilitarán pequenos miradoiros e un novo local de hostalaría cuxo deseño estea integrado na contorna e que conte con amplos ventanais, facilitando a prestación das vistas ás persoas que vaian facer uso del”.
áreas verdes con plantación de nuevas y diversas especies vegetales que ayuden a eliminar en lo posible el impacto visual del interior del puerto, bancos de descanso y elementos de juego infantil, incluso acuáticos, completarán la mejora del paseo que ya se está llevando a cabo con un plazo de ejecución de siete meses.
Gracias otra vez. Ayer publicábamos un comentario en el que intentamos destacar los méritos impagables de los sectores implicados en intentar solucionar esta tragedia de la pandemia o, por lo menos, paliar en lo posible sus consecuencias. Evidentemente, el personal sanitario está en la primera línea meritoria porque, a estas alturas, el noventa por ciento de sus miembros está agotado física y psíquicamente. No es fácil mantener el tipo durante un año completo, noches y días, con el trabajo propio y con el de los compañeros que han caído en los contagios y temporal o definitivamente, han tenido que dejar el trabajo.
Contamos con un reportaje fotográfico que deja bien a las claras la intensidad, el peligro y la heroicidad de estos miles de enfermer@s, médicos y auxiliares sanitari@s que intentan, por u lado, la curación física de los pacientes y, por otro, suplir el calor familiar de los mismos hasta ser testigos directos de la despedida angustiosa y final de los enfermos.
Que dios les bendiga y que esa multitud de irresponsables que se pasan por el forro las normas de contención de la pandemia poniendo en riesgo su vida y la de los demás, les valga este reportaje para entender el peligro de todos, el sufrimiento de los enfermos y la extenuante disposición de los que ofrecen sus propias vidas para paliar el problema.</p
A asociación comercial Estrela de Marín fai pública a entrega dos premios “San Valentín” convocados na búsqueda da dinamización co comercio local premiando a fidelidade dos clientes. O concurso consistiu nun xogo de preguntas ao estilo Trivial onde os clientes tiñan que demostrar os seus coñecementos sobre o comercio de próximidade da vila, introducindo tamén preguntas e curiosidades sobre a celebración de San Valentín.
As persoas premiadas foron; Juan Ramírez Taracido con 98.321 puntos; Mario López Fernández, 98.321 puntos; Jorge Martínez Amoedo, 95.655 puntos e María Jesús Amoedo Pesqueira, 91794.
Os premios consistiron en grupos gastronómicos consistentes en un xamón e un estoxo de tres botellas de viño Ribeiro.
Marín procura familias que queiran participar no Programa “Convive Comigo” xestionado pola Asociación Arela e a Xunta de Galicia e procura unidades familiares que queiran convivir con adolescentes que teñan que cumprir unha medida xudicial que consista na convivencia con outra persoa. A concelleira de Benestar Social, Marián Sanmartín, mantivo unha reunión telemática cunha técnica da asociación Arela, co obxectivo de conseguir que o Concello axude, na medida das súas posibilidades, a visibilizar esta necesidade e conseguir así un banco de persoas o familias que abarquen todo o noso territorio. A través deste programa búscanse familias e persoas cunha alta sensibilidade cara a adolescencia que queiran facer unha aposta temporal por un/unha adolescente con dificultades. Un ambiente socializador e positivo permitiralles ás/aos adolescentes a posibilidade de modificar as circunstancias que motivaron a medida xudicial e, polo tanto, que non reincidan nos mesmos feitos, comportamentos e actitudes unha vez regresen a vivir coa súa familia de orixe.
Requisitos
Os requisitos para forman parte deste programa son: ser maior de idade, dispoñer dunha vivenda adecuada, estabilidade emocional, comprometerse a traballar en equipo, garantir un alto grao de dispoñibilidade, non buscar a satisfacción dun desexo de paternidade... Valorarase tamén positivamente a formación relacionada con ciencias sociais, a experiencia previa en programas de acollemento familiar, ter unha predisposición a ser formadas en diferentes temáticas como adolescencia, formación de carácter xurídico .
Formación grupal
Arela ofrece formación grupal e individual, e asesoramento, con acompañamento de profesionais e un financiamento de 40 euros diarios durante os meses que permaneza o/a adolescente coa familia ou persoa. As persoas que desexen unha maior información ao respcto poden consultar os detalles do programa na Páxina web de Arela (www.arela.org) pódese consultar máis información sobre este programa,
En la madrugada del lunes ha vuelto a ocurrir el incendio de una “isla” de contenedores esta vez situada en el acceso a la Barriada de San Pedro. Por desgracia no es la primera vez que ocurre y, seguramente, no será la última porque desalmados y gamberros pululan, amparados por la oscuridad de la noche y es tan fácil hacer el mal de este modo, como hacernos perder a todos importantes cantidades de dinero para reponer lo que se puede romper o quemar en pocos segundos.
Esta vez fue en San Pedro y hace un par de meses en Cantodarea incluso con peores consecuencias porque el fuego afectó a un par de vehículos cuyos propietarios son además perjudicados por partida doble.
Según ha podido saber Carriola, el coste de los contenedores destrozados por el fuego supera los seis mil euros además de lo que supone la limpieza y el traslado de los restos quemados de los mismos teniendo en cuenta que el que no se quemó quedó inutilizado y fueron cuatro contenedores, de papel, vidrio, de cartón y el de la basura general que deberán ser repuestos a la mayor brevedad.
Debe ser fácil hacer el mal de este modo pero quizá algún día pueda descubrirse al autor o autores de estas gamberradas, si es que los incendios han sido provocados, y hacerles pagar las consecuencias como debe ser.
La pesca y las salazón fueron desde tiempo inmemorial los medios de vida de una gran parte de los moradores del entorno marinense. Hasta mediados del siglo XVIII no se denominaban “marineros”, como ahora, sino “Fomentadores de pesca y salazón” y su régimen de trabajo era prácticamente libre, sin mayores contingencias que las de pescar y conservar el pescado, si hubiera lugar, en pequeñas bodegas donde laboraban las propias gentes del mar y también labradores y campesinos que colaboraban para ganarse, como se dice ahora “un changüí”.
Por fortuna disponemos del trabajo de historiadores como Manuel Cendán, fallecido no hace mucho, que dejó informaciones que pueden parecernos curiosas a éste y otros aspectos, informaciones que sonsacaremos en la “Carriola”, por lo interesantes y curiosas que son, y porque no merecen quedar en el olvido de un libro cerrado en cualquier estantería.
Y, según nos cuenta Cendán Vilela, en el año 1748 se quiso regularizar aquella situación estableciéndose la denominada “matrícula de pesca” por la que se concedía el monopolio de la explotación pesquera a los propios pescadores. Pero para ello tenían que acogerse al beneficio de la “matrícula”, registrándose en la misma. Con ello, quedaban eliminados los trabajadores de “tierra” no profesionales del mar, aunque la “matrícula” tenía el inconveniente de que los marineros quedaban adscritos a la Armada hasta los sesenta años y podían ser requeridos para las frecuentes campañas de guerras y líos que estaban, en aquellos tiempos, a la orden del día.
Muchos marineros prefirieron no incorporarse a la “matrícula”, por miedo a ser movilizados, por lo que surgió una crisis en el sector, crisis que se palío en parte por la coincidencia de la caída de la pesca en el Mediterráneo que dejó a mucho personal marinero sin trabajo, especialmente en Cataluña. Y como los catalanes son, o eran, muy espabilados, empezaron a desplazar su artes y conocimientos a otras regiones, en especial a Galicia, conscientes de la riqueza pesquera de esta zona y antes del siglo XVIII se establecieron en la costa gallega, algunos de ellos en Marín, trayendo nuevos sistemas de pesca, aquí desconocidos, así como de salazón de sardina, mucho más eficiente que los rudimentarios modos que aquí se utilizaban.
Las cosas mejoraron, técnicamente hablando, pero surgieron los problemas y conflictos con los pescadores de la zona que veían cómo los “intrusos” manejaban artes distintas y más eficientes y, en la salazón, iniciaron el modo de salado y prensado frente al “escochado” que hasta entonces se hacía aquí. Como suele ocurrir en estos casos, los pescadores autóctonos acabaron también utilizando las modernas artes e incluso mejorando sus rendimientos.
Cendán Vilela hace referencia a los primeros catalanes que a principios del XIX se establecieron en Marín como fueron Gaspar Dotras y Salvador Masot, en el lugar de La Mouta. Otras referencias que maneja son Domingo Call, Juan e Isidro Vieta, Francisco Puch , etc. A nosotros nos suenan otros apellidos de tiempos más próximos tales como Rocafort, Feliú, Paratcha, etc. A los que todos recordamos por su incidencia económica en la zona y de los que tenemos presentes a muchos de sus descendientes.
Otro día seguiremos desgranando estas curiosidades que nos llegan gracias al trabajo ingente de Cendán.
Desde antes del pasado verano contamos en Marín con un moderno sistema de comunicación pública y avisos, sobre todo municipales, a base de una pantalla que se ubica en la Avenida de Orense, justamente delante de la parada de autobuses. Está colocada de tal modo que parece destinarse a los conductores que llegan desde Cantodarea y esa es una circunstancia que nos antoja muy peligrosa porque, para leer la información que pone la pantallita, hay que fijarse unos cuantos segundos si quieres saber de qué te avisan, segundos que tienes que desviar la vista de la carretera con lo que hasta puedes atropellar a cualquier persona que cruce por el paso de peatones entre la alameda y la parada del bus en ese momento.
Creo recordar que no es la primera llamada de alarma que se hace al respecto e incluso que, a raíz de otras observaciones parecidas, se había dicho que se buscaría un lugar más adecuado. La realidad es que la pantalla sigue en su sitio y también que aún no ha pasado nada pero igual nos lamentamos todos si se produce un inducido despiste con malas consecuencias.
J.S.P.
Don Manuel Torres Martínez é un dos pintores máis importantes de Galicia e a súa obra extendida por museos e coleccións particulares, son a mostra do seu valor artístico inmortal. Pero Don Manuel tiña outra vertente na súa personalidade como era a de escribir textos de alta calidade lingüistica e tradicional. Pois na nosa Carriola que ten o símbolo da escultura da farola que está na Plaza de España, obra tamén do noso egrexio paisano, imos abrir una ventá a esa obra escrita de Torres e de cando en vez, reproduciremos os seus relatos que se recollen non cartafol publicado por él mesmo coa colaboración do Ateneo Santa Cecilia no ano 1986 e prologado por Filgueira Valverde. O de hoxe titúlase “O Tillero” e aqui o reproducimos respetando as expresións e a ortografía do propio autor.
O Tillero
Todol-os oficios teñen o seu comenzo, pero o de mariñeiro escomenza máis cedo que ningún porque o mar ten algo de xoguete para degoiro dos nenos y-os nenos aledanse chapuzando na beira do mar, ou botando anaus de corcho con velamios de papel, ou pescando caranguexos nas pedras da devalada. E un día calisquera, sin decatarse ninguén, aquil neno de cabelos loiros que xogaba na praya con botes de area ou aquil outro deviva ollada que pañaba os camaróns co-a man, é agora o rapás do barco n’un bote polveiro e chámanlle “o tilleiro”.
Eu lémbrome dos tilleiros, meus amigos, que me facían anaus de cacha de pino e me ensinaron a querer-as cousas do mar. Lémbrome das súas penas e dos seus grandes anceios de ser homes e mandar en barcos e nos seus correspondentes tilleros.
Lémbrome dos tilleros, sempre descalzos, sempre vestindo de emprestado, con un gran pantalón vello e moi remendado que fora do pai ou do abó, cinguido c`unha seneira, coas perneiras arremangadas, unha máis alta e outra máis baixa, e unha gran cuada de sete remendos sobrepostos coma as medias soles cravadas; unha brusa sin color e debaixo outra máis vella, e inda outra máis vella debaixo; a cabeza rapada con moitas escaleiras, cuberta con unha grande boina con un grande remendo no curuto. E ao final de todo isto, como símbolo de función e non de xerarquía, colgada ao pescozo por unha liña dos polvos, levaban a chave da tilla do bote, que era onde durmían como un can na súa chouza, lonxe da compaña dos pais, lonxe da quentura do berce, deitados n`un xergón de folla de canaval.
O tillero non era ninguén...pero facía de todo. E valía inda máis que un can por moi fino que o can fora. Porque o tilleiro dormía sempre na tilla e coidaba do barco o mesmo que si fora un can:e roubaba nos matos os verdes ramos de espiñuda ximalbeira pra fregar co resío da y-alba as panas do bote y-as madeiras de cuberta: e picaba feixes de leña nas mañáns dominicales namentra-los homes d`abordo se mudaban pra ir a misa ou pra chiquitear po-las tabernas; e coidaba que o bote estivese sempre a nado pra tocar a andar cando ó patrón lle petase; e bogaba no porto a Tenlo, e de Tenlo a Picamillo, e de Picamillo a Arousa, sempre de pedra en pedra, como os pasales da súa vida, sempre de lúa a lúa n`unha loita sen descanso; e cada punta lembráballe u sofrimento pasado e moitos que inda podía pasar; e cada día a esperiencia abríalle unha porta y-a vida unha esperanza.
¡Probe meniño que xogaba na praia con anaus de cortizo! ¡Probe tillero cautivo nas penas do remo e do chicote!.
Un día o tillero entraba en quintas. Aquil día oabrente cinguía no arco do ceo oe coores máis xoviaes, que caían en choiva luminosa na abada da ría, y o bote asomellaba as ledas anaus de cacha de pino que levaron po-los mares da fábula os seus primeiros sonos. E saltaba en terra, daba unha volta pol-a vila na compaña d`outros quintos detrás de un acordeón...e marchaba a servir o Rey
Así arremataba a dura carreira y-a escravitú do tillero.
J.S.P.
Cuatro millones de euros más, tras los invertidos en el colector recientemente recibido por el ayuntamiento y que transcurre por el “paseo del colesterol” de la Avenida de Orense hacia la depuradora de Placeres, serán ahora para realizar una importante obra en el cauce del río y en el tramo que va desde Coirados hasta la boca del entubamiento del río en el puente.
Hace unos años el mismísimo Fraga Iribarne inauguró las obras del actual entubamiento de las aguas negras que se colocó en el mismo cauce profundizándolo lo suficiente o no para evitar la mezcla de aguas propias del río con las procedentes de los colectores urbanos y domésticos a ambos lados del mismo. Fue una importante inversión en aquel momento cuando había esa costumbre de utilizar el lecho de los ríos para este cometido, pero transcurrido el tiempo, se ha demostrado que no es el modo más efectivo para el cometido que tienen dichas obras.
Según indica la concejala de Medio Ambiente, Marián Sanmartín , en la actualidad hay tanto fugas de lo que debe transcurrir por la tubería, como entradas de agua del río en la misma y éso conlleva que lo que llega a la depuradora no es lo más conveniente para un saneamiento ideal además de que produce problemas de funcionamiento. La edil responsable adelanta que el nuevo colector se colocará en el margen del río evitando de este modo las inconvenientes mezclas.
Las obras que tienen un coste de unos cuatro millones de euros serán sufragadas por el organismo autónomo Augas de Galicia en la cantidad de 3,6 millones siendo el resto aportación de fondos municipales. Marián Sanmartín asegura que con esta importante obra y la renovación de los servicios aprovechando las que se realizan de mejora urbanística en las calles, se conseguirá mejorar sustancialmente el saneamiento local.
Foto: En la imagen que acompaña este comentario puede verse el grueso tubo que discurre por cauce del Río Lameiriña que será sustituído próximamente.
por Julio Santos Pena
Muchas veces oímos decir que no apreciamos lo que tenemos y frecuentemente es cierto. Que algunos, muchos, marinenses desconocen las posibilidades paisajísticas que tenemos aquí es una realidad y de ello dan fe las reacciones de las personas que, formando grupos y en una práctica puesta de moda no hace mucho, recorren en “andainas” el entorno, disfrutando con ello de la belleza del mismo y también de la gimnasia que con ello se hace.
Y el concello, desde las concejalías de Medio Ambiente y Turismo que ostentan Marián Sanmartín y Cristina Acuña, respectivamente, intenta animar a propios y visitantes a conocer las rutas que se han diseñado para dar a conocer las posibilidades de gozar de nuestro medio natural tanto en las caminatas como en la belleza visual que generan. Las rutas se reúnen en el concepto “Marín a pe” y los datos pueden consultarse en la plataforma”Wikiloc” porque para ello se ha decidido utilizar los medios digitales poniéndo la información en manos de quien tenga un simple teléfono móvil o un ordenador en casa.
Cinco rutas
Son cinco las rutas marcadas “Ruta das praias”, Ruta dos montes e praias ”, “Ruta dos miradores” “Ruta de Penizas” y “Ruta del Lago Castiñeiras” y entre ellas hay distintos niveles de distancia y dificultad con las que satisfacer las posibilidades reales de los caminantes. Tres de las rutas cuentan incluso con el distintivo de “Senderos Azules” concedido por Adeac apoyadas por la “Fundación Biodiversidad del MInisterio de Transición Ecológica”.
Tenemos los medios, quienes ya se estrenaron por alguna ruta deseará repetir o cambiarla, habrá otras muchas personas que se animen y sólo falta que el “bicho Covid” nos deje hacer las caminatas y visitas a los puntos respectivos con la mayor tranquilidad.
Llamábamos la atención sobre el árbol que, a las orillas del Parque Eguren ha desarrollado unas raíces abultadísimas que a algunos le preocupen por la proximidad del muro de la calle Concepción Arenal. Un amable lector nos tranquiliza en un comunicado enviado a nuestro correo julio@carriola.es, asegurando que no existe peligro y que la forma que tiene el árbol de arriba abajo es normal. “Se trata, nos dice, de un “Phytolacca dioica”, “Ombú” o “Bellasombra”, planta herbácea perteneciente a la familia “Phytolaccaceae”, oriundo de los montes del nordeste argentino, Uruguay y sur de Brasil, aunque también se da en Paraguay”. Indica además que es una especie muy conocida en la región pampeana de Argentina especialmente por su capacidad de producir sombra y actuar como marca para señalizar territorios en el paisaje pampeano. Añade a su información nuestro amable seguidor indicando que “Ambas características también son de gran importancia para poblaciones de otras regiones cubiertas de grandes extensiones de pastizales del Nordeste argentino como ocurre en la zona de los Esteros del Iberá, provincia de Corrientes”.
Una creencia muy extendida es que esta especie fue introducida por primera vez en Europa por Hernando Colón, hijo de Cristóbal Colón, que plantó varios ejemplares en Sevilla siendo el más famoso el del Monasterio de La Cartuja de dicha ciudad andaluza.
La opinión del comunicante es que este árbol no ofrece peligro alguno, que la forma de sus aparentes abultadas raíces es común a los de su especie y que, la única inconveniencia, probablemente, sea la situación que tiene en el parque por su proximidad a la valla aunque insiste, “no ofrece peligro alguno”.
Pues agradecemos la interesante información que nos brinda y su seguimiento a nuestra recién inaugurada “Carriola de Marín” y apuntamos la casualidad de que, tratándose de un árbol de origen argentino, esté plantado muy cerca del monumento que recuerda el hermanamiento Marín-Dean Funes (Córdoba-Argentina) de hace unos años.
No siempre Marín, como ayuntamiento, fue siempre así. Historiadores como el malogrado Cendán Vilela nos explican cómo ha transcurrido la historia de este pueblo nuestro desde que allá por el año 1112 era de “realengo” para pasar a ser de “señorío eclesiástico” en 1151, manteniéndose así durante siglos y hasta la llegada de la Constitución de Cádiz, en 1812, en que las cosas cambiaron administrativamente para muchos pueblos en España.
Claro que en realidad este entorno geográfico estaba dividido en dos municipios vecinos. A finales del siglo XVIII, lo que se conocía como Marín formaba su ayuntamiento con la Villa y Puerto y las parroquias de San Xulián y Mogor, y era de la jurisdicción de Santiago de Compostela. Mientras tanto, Santo Tomé de Piñeiro y Santa María del Campo, pertenecían a la de Cangas. Con la llegada de la Constitución de Cádiz, 1812 se reafirma esta división que, además convierte a Piñeiro en concello independiente con sus dos núcleos de Santomé y Campo.
Dos años más tarde se rehace la situación y todo queda como anteriormente y después, entre los años 1820 y 1823, Lourizán pasa a pertenecer también a Marín aunque por poco tiempo ya que, en 1837, se conforma la división administrativa actual.
Se dio la circunstancia de que ni a los vecinos de Santomé-Ardán-Campo, ni a los de Marín les hacía mucha gracia esta situación por lo que se tomaron acuerdos para solicitar que se volvieran a separar las zonas en dos ayuntamientos. Tomas de acuerdos por un lado y por otro que fueron llevados ante la Diputación Provincial en el año 1843 pero este organismo superior desestimó las peticiones de las partes y, hasta hoy, se mantiene la unidad de lo que fueron dos ayuntamientos en uno. Es bueno conocer estos aspectos de nuestra historia local y gracias a quien como Manuel Cendán Vilela o José Torres Martínez nos facilitan con sus trabajosas obras ese conocimiento.
El río Lameiriña es el símbolo inequívoco de la evolución urbanística de los pueblos. Llega desde Cotorredondo recorriendo el rural marinense para acabar en las aguas de la ría tras atravesar el pueblo y colarse por debajo de la explanada de la Escuela Naval. Quienes vivimos en sus cercanías sabemos cómo fue la evolución de este río en su tramo urbano porque, una vez vistas las fotografías del siglo XIX, también recordamos aún cómo era en nuestra infancia, abierto pero ya metido entre estrecho canal para acabar entubado y oculto habiéndose hecho sobre él la obra del parque lineal que conforma hoy aquel paisaje.
Llegaba la corriente, tras dejar parte de sí en el lavadero del Souto, al puente que todavía hoy puede apreciarse. Tanto en el lavadero como bajo dicho puente, se afanaban las lavanderas que, a base de frotar y enjabonar sobre las lisas piedras de las orillas, dejaban la ropa propia o de quien le hubiese encargado el trabajo, perfectamente limpia para extenderla “al clareo” sobre las hierbas del entorno o montarla en los colgadores comunes que atravesaban la zona. El río corría hasta ahí supuestamente limpio y capaz de higienizar ropas, sábanas y demás y empezaba un camino en su último tramo confundiéndose, de seis en seis horas, con el agua de la marea que acudía a su rescate ayudándole a depurar su contenido.
Y digo depurar porque quienes anden en la vida por el mismo camino que yo, podrán recordar cómo desde el puente hasta el Forte, se incorporaban al río las aguas, aguas blancas y negras, que arrastraban además los detritus de toda la población del entorno que desalojaba las suyas por los alcantarillados abiertos en el medio de las calles donde se juntaban pluviales con fecales sin el menor recato ni división. Y por el mismísimo cauce de aquel río jugábamos los niños sin miedo a coger una enfermedad, rebuscando bajo las tejas y las piedras ejemplares de anguilas que, ¡ay pobres, ahora que lo pienso!, eran ensertadas en un tenedor que atravesaba sus cuerpos mientras se retorcían hasta que, subidos con el trofeo a la carretera, procedíamos a agarrarlas por el rabo y golpearlas violentamente contra el suelo hasta verlas muertas. Aquella tragedia acababa casi siempre en la boca del gato de casa, al menos en lo que en la mía se refiere, porque la abuela no quería saber nada de cocinar aquel resbaloso bicho. Lo mismo ocurría con los “muxos” que, con la marea llena llegaban casi al puente y desde las orillas tratábamos de engañarlos ofreciéndoles un anzuelo recubierto con su alimento que muy pocas veces era efectivo porque, como decían algunos veteranos del caso, “os muxos non traban, maman”.
Después llegó la ocultación final del río o lo que de él quedaba. En tiempos del alcalde Martín Suárez se entubó el caudal con cuatro enormes líneas decididas por los técnicos del momento y, años después, siendo alcalde Pena Piñeiro (Aboy) se construyó el parque lineal que hoy oculta al Lameiriña de siglos pasados.
Hay nostálgicos a los que les gustaría destapar de nuevo el río. Sería una opción, claro, pero nunca se conseguiría más que un canal que nada tendría que ver con la desembocadura de hace ciento y pico de años. Eso sí, hoy y con las obras que al parecer se van a realizar en él, las aguas transcurrirían limpias, sin recibir los detritus de todas las casas de Marín antiguo y no se repetiría el espectáculo visual y olfativo de aquellos tiempos.
El Lameiriña es, como queda dicho, el ejemplo de la evolución, para bien o para mal, del urbanismo de los pueblos.
Se llama Celestino Arias Sobral y sus apellidos son lo suficientemente conocidos como para identificarse plenamente con Marín. Su padre, es Celestino Arias y su madre Rosa Mary Sobral, residentes en Estados Unidos, pero eternamente ansiosos por estar en Marín como cada año aunque en el 2020 y en el presente, de momento, no han podido viajar a su tierra natal, como hacen siempre, por causas del Covid maldito.
Celestino Arias (hijo) es todo un personaje en el ámbito religioso porque, a pesar de su evidente juventud, se encuentra ubicado en la cúpula mundial de los Franciscanos Capuchinos, con residencia en Roma. Fue elegido hace un año aproximadamente en la “Curia Generale OFMCAP (Consejo General)” y ostentará el cargo, desde entonces durante al menos seis años sin que pueda establecerse un límite de ascensión en la Orden de este joven valor que vivió su infancia en Marín pero tiene en América su formación para llegar a tan alta estima y responsabilidad de su Orden religiosa. Es doctor Honoris Causa por la Universidad de Boston, título con el que se le reconoce su labor personal al lado de los compañeros de su orden religiosa, en pro de la numerosa comunidad de inmigrantes caboverdianos en un difícil barrio de New York. Se da la circunstancia de que nuestro paisano se enteró de la concesión de tan honroso como importante título al regreso de una misión en África.
Ayer cumplió cuarenta y pocos años y desde aquí queremos hacerle llegar la felicitación de sus paisanos por medio de La Carriola de Marín.
Los motivos que ha dado la pandemia del Covid-19 han venido a poner de relieve lo absurdo de la delimitación entre Marín y Pontevedra que divide en dos un núcleo urbano cuyos habitantes tienen las mismas inquietudes, la misma razón social e incluso profesional, y el mismo sentimiento de hermandad desde tiempo inmemorial.
Cantodarea (Marín) y Estribela (Pontevedra) están delimitados por una imaginaria línea de prolongación del eje del callejón Regueiriño, donde los vecinos de una y otra orilla casi se pueden dar la mano si salen a la ventana de sus casas. No fue así históricamente porque la parroquia de Lourizán perteneció a Marín entre los años 1820 y 1823 con toda la lógica del mundo. Fueron las artimañas de los políticos caciqueiros de turno de la capital que acabaron determinando que los vecinos de Estribela se aprovisionaban más en Pontevedra que en Marín y acabaron trazando una invisible línea de límite que nunca fue aprobada por el concello marinense por lo que, desde hace muchos años, está la cosa sin oficializar debidamente y el barrio quedó partido en dos mitades incomprensiblemente.
La desfachatez de los autores de semejante división llegó a poner la susodicha línea desde el eje del callejón Regueiriño hasta la fuente que está a unos pocos metros y, de ahí, con ávidas vistas en el futuro portuario que hoy es una realidad, hasta el faro de Tambo, con un giro sibilino hacia el sur para tratar de meter el puerto entero en Pontevedra. No se les ocurrió llevar la línea desde la fuente hasta el campanario de la iglesia de Placeres, que hubiera sido lo más justo.
Y hubo nuevos intentos hace muy poco, cuando era alcalde de Marín Fran Veiga, por parte de Pontevedra cuyos gobernantes mandaron pintar sobre el suelo de la plaza una ancha línea que pretendía delimitar por las bravas la supuesta propiedad de cada quien. De aquella tuvo una respuesta incontestable por parte del regidor marinense que rodillo en ristre y caldero de pintura, procedió a borrar semejante desvergüenza, y hasta hoy.
Esta cuestión produce situaciones tan absurdas como que, con el actual problema de la pandemia, los vecinos de Estribela, que quieran ir al supermercado, por ejemplo, o a echar una quiniela también, no puedan hacerlo porque está a pocos metros de la línea divisoria e incurrirían en la violación de la norma que confina los municipios entre sí. ¿Habrá cosa más absurda?.
Y está pendiente la delimitación de los terrenos ganados al mar PARA EL PUERTO DE MARíN, superficie que, en principio no es ni de Marín ni de Pontevedra hasta que se adscriba a alguno de los dos municipios porque son terrenos “nuevos”. Esta incertidumbre conlleva la injusta diferencia para las empresas que se encuentran a un lado o a otro de aquella raya imaginaria y no oficial y determinada de momento y, empresas que pagan “x” en un lado, ven como las del otro pagan mucho menos por lo mismo cuando el puerto como tal, debería ser una unidad en todos sus aspectos. Hacienda, que es la más lista de todas las administraciones, hace oídos sordos a las quejas y, mientras no se arregla el asunto que tiene visos de ser eterno, sólo le interesa cobrar y utiliza una línea divisoria que no existe hasta que quien manda le ponga lo que hay que poner para acabar con este problema que provoca incertidumbre.
La superficie ganada al mar está hecha sobre agua y se creó para el Puerto de Marín y, en buena lógica, no en cacicadas, deben ser adscritos al concello marinense y acabar con esta estúpida polémica. Pero…¿con quen falas?.
La imagen que ilustra este comentario es una bella estampa de principios del pasado siglo. ¿Alguien puede comprender que este popular barrio está dividido para dos municipios por una línea central imaginaria ?
El repartidor de un conocido restaurante marinense resultó herido esta noche al ser golpeado accidentalmente por un turismo mientras se dirigía a llevar un pedido de comida. Los hechos ocurrieron en la Avenida de Ourense, y ambos vehículos circulaban en sentido Pontevedra, cuando por causas que se desconocen y que tendrá que clarificar el correspondiente atestado, el turismo hizo una maniobra incorrecta e impactó contra la moto del repartidor, que resultó herido de consideración debido a los golpes sufridos.
Al lugar se desplazaron dotaciones de la Policía Local, Protección Civil y una ambulancia que trasladó al herido al hospital Montecelo hacia las nueve de la noche.
Esta semana comenzaron las obras de humanización del Camiño Vello de Seixo, una obra históricamente demandada por la asociación de vecinos del lugar, y que supondrá sin duda una mejora de la calidad de vida de las personas que viven en el entorno. Los trabajos han sido considerados por la concejalía de rural del Concello de Marín como "un proyecto esencial para la mejora urbanística de la parroquia".
La ejecución corre a cargo de la empresa Covsa, con un presupuesto presupuesto total de 274.361, e incluye, además de la renovación total de servicios de agua y saneamiento, el ancheamiento de las aceras para hacerlas más accesibles y cómodas al peatón. El Concello de Marín ha anunciado que una vez terminadas las obras, el tramo comprendido entre la iglesia evangélica y el cruce de María González Rubido será de un solo sentido a la circulación rodada.
En la zona más próxima a la capilla evangélica quedará suprimida la miniglorieta existente hasta ahora, y se hará pintado de un paso de peatones en su lugar.