J.S.P.
El próximo domingo hará cuarenta y un años nació la actual polifónica “Lembranzas” aunque arrancó con el nombre “Os Tunantes” porque el germen estuvo puesto en los chavales del colegio San Narciso y, la rondalla que había formado el padre Marino Domínguez (q.e.d.), así se llamaba.
Todo empezó con la colaboración inestimable del siempre animoso Eduardo Otero Molas que subía al colegio cada tarde durante el año acompañado de Gabriel García (Repoliño) y en el taxi de Manuel Guimerán (Cañón) que olvidaba la parada en la alameda para compartir con su guitarra las enseñanzas a aquel grupo de rapaces que fueron aprendiendo primorosamente con la dirección de Marino y la aportación de aquellos tres veteranos de la música popular.
Ciando iba a llegar el carnaval, casi prohibido todavía o, cuando menos, sin actividades muy a la vista por la situación política y pese a que ya se había muerto el Dictador, tuvo la idea de proponerle a “Molas” que podríamos formar un grupo rondalla para salir el domingo por Marín cantando aquellas canciones que Molas tenía en el baúl de sus recuerdos y que tanto gustaban a las personas mayores. Al maestro le pareció una buena idea y nos pusimos al trabajo. Durante tres o cuatro semanas se organizaron los ensayos. Por un lado la rondalla tocaba primorosamente. Por el otro, el coro aprendía las letras aunque a horas distintas por motivo de los horarios escolares.
Una semana antes del carnaval nos dispusimos a unificar ambos grupos y aquello resultó un desastre. No había modo de casar letra con música y a Molas le dio un vuelco el corazón y dijo que sería imposible llevar aquello a la calle. Pero aquel esfuerzo no podía quedar en vano y tuve la idea de proponerle salir sólo con la rondalla, sin cantar, reconociendo el problema pero sin ganas de abandonar aquel ilusionante trabajo previo, y convocar a personas del pueblo que ya conocían las canciones en todo o en parte, para ensayar durante aquella semana y hacer un concierto en la Plaza del Reloj el domingo de Piñata. A Molas le pareció aquello más factible y, aquella misma noche, algunos salimos casa por casa recabando cantores por Marín-centro y Cantodarea sorprendiéndonos con la acogida de la idea.
Durante una semana, más o menos, se hicieron los ensayos con casi cien personas en un aula del colegio Inmaculada bajo la dirección de Otero Molas y se prepararon media docena de canciones que hicieron vibrar a los numerosos espectadores que abarrotaban la plaza y a los que no les importó que aquella coral más popular que nunca, cantara sin megafonía de ningún tipo.
El señor Molas se mostraba feliz con aquel resultado y surgió la idea de continuar con el coro que tan curiosamente había nacido aquel día. Y así fue. Se siguió ensayando viejas canciones durante un año y se volvió a reproducir la actuación al siguiente. Se hicieron actuaciones como la celebrada en el Cine Avenida donde se retiró la pantalla para albergar al grupo y fue creciendo aquella afición de los cantores y los músicos aunque fueron descendiendo en número.
El siguiente paso fue al cambio de nombre porque, las mujeres que formaban el grupo no estaban muy de acuerdo con aquellos de “Tunantes” y se procedió al cambio de denominación por “Lembranzas, haciendo referencia al contenido del repertorio que se interpretaba. Así pues, nació la coral “Lembranzas” que con los años fue perdiendo el acompañamiento musical pero ganando en polifonía de la mano de sus sucesivos directores como fueron María del Carmen Garecía Campelo, Benito González y la actual Sofía Taboada Gil. Hoy Lembranzas está considerada como una de las mejores agrupaciones corales del entorno a pesar de que necesitarían más voces sobre todo masculinas ante la pérdida de valiosos elementos que han fallecido no hace mucho.
Muchas de las personas que aparecen en la fotografía ya no están con nosotros y, en realidad, actualmente, sólo siguen participando en el grupo un par de cantoras.
